Ya hacía tiempo que no salía a
observar, mi última salida fue el 5 de enero según podéis ver en mi blog, pero
este año ha sido tan lluvioso que nos ha sido imposible salir ningún fin de
semana entre lluvia y nubes.
Este sábado daban buen tiempo en
el Sur, las previsiones de tiempo eran buenísimas con todo el fin de semana de
cielo despejado, ya tenía muchas ganas de salir, la luna estaba en cuarto
creciente aunque se ocultaba relativamente pronto, la hora que tenemos de más
se nota y anochece ya bastante tarde, cosa que también aprovechamos para dar
una vuelta por la Sierra antes de observar con el telescopio.
Esa noche subíamos al final
Patricia y yo, como siempre empezamos a cargar todo en el coche, cosa que odia
Patricia, pero es lo malo que tiene esta afición, que al final vas cargado con
muchas cosas y muchos bultos y se hace pesado, sobre todo para mi que vivo en
un piso y tengo que cruzar la calle para acceder a mi garaje, menos mal que me hice
con un carrito que me facilita mucho el traslado, y como no, también tengo la
suerte de que mi pareja de gusta venir y me ayuda durante el transporte, y se
me hace más llevadero.
Cargamos con el Meade LB 12”, nos
hicimos los bocadillos y subimos con gran alegría a la Sierra viendo un cielo
muy despejado que además gracias a que ha llovido mucho el cielo está todavía
más limpio de lo normal. La previsiones como he comentado eran muy buenas, y
tan solo planeaba un “pero”, y era que sobre las dos de la mañana nos anunciaba
rachas de viento de levante fuerte con un sostenido entre 30 y 40 km/h, esto
implica que habría rachas que superara ampliamente los 40 llegando seguro a
casi los 80 km/h, ya los gaditanos estamos acostumbrado a este viento, pero
desde luego que la práctica de la astronomía se nos hace imposible en la zona
del Picacho.
Llegamos sobre las ocho a la zona
y nos pusimos a dar una vuelta esperando a que cayera más la noche,
afortunadamente el Meade lo monto en 5 minutos y no tengo que preocuparme por
ello, excepto a la aclimatación del telescopio, que es lo único que me hace
montarlo antes de tiempo para que vaya cogiendo la temperatura. Tenía muchas
ganas de ir a la laguna de al lado porque con lo que había llovido estaba
seguro de que estaría llena, y efectivamente, cuando Patricia y yo llegamos,
vimos la laguna que estaba preciosa con un colorido y rebosante de agua, nada
que ver con las veces anteriores que habíamos podido disfrutar.
Seguimos dando una vuelta y el
río bajaba con gran cantidad de agua, el campo estaba muy mojado, la luna
estaba preciosa con una luz cenicienta que hacía la visión más bonita y Júpiter
también empezaba a asomar, cuando llegamos de dar la vuelta nos llevamos la
sorpresa de encontrarnos a Jose, un aficionado que ha venido muchas veces con
el grupo y que además había quedado con los compañeros de la Agrupación de San
Fernando.
Al final lo que más temía de esa
noche ocurrió, mientras dábamos la vuelta Patricia y yo, el viento de levante
hizo acto de presencia antes de tiempo, con unas rachas muy fuertes y haciendo
casi imposible montar los telescopios para observar. Nos quedamos charlando un
rato para ver como evolucionaba, pero la cosa no tenía pinta de parar. Al final
a eso de las 21:30 nos comimos los bocadillos y viendo que el viento iba a peor
decidimos que por esa noche nos teníamos que retirar haciendo imposible la
observación astronómica. Ya a las 22 horas nos montamos en el coche, y lo único
que pudimos ver fue una noche preciosa con muchas estrellas pero con poca
observación, y es que el viento no paraba e iba a peor, he querido subir esta
crónica fallida, porque por desgracia, no siempre es posible observar y
disfrutar de esta afición, que te da momentos muy buenos y también momentos
como este que se hace un camino para nada, bueno, aquí tengo que reconocer que
no es cierto, porque no fue para nada, fue una tarde-noche muy buena de Sierra
con buena compañía y con unos paisajes que gracias a las lluvias era más bonito
si cabe.