La luz cenicienta es la luz débil
que ilumina la parte del disco lunar no bañado por la luz solar y que,
sin ella, sería invisible desde la Tierra.
Es
sobre todo perceptible durante los primeros y los últimos días del
ciclo lunar, cuando la parte de la Luna iluminada por el Sol apreciable
desde la Tierra es muy pequeña o inapreciable, si la luna está en fase
de luna nueva. Entonces, casi todo el disco terrestre visible desde la
Luna es bañado por la luz solar y refleja parte de esa luz hacia nuestro
satélite (el albedo de la Tierra es 0,39). En suma, la luz cenicienta
es, en el suelo lunar, lo que la luz de la Luna es para nosotros poco
antes, durante, o poco después del plenilunio. Como la Tierra es mucho
mayor que la Luna, ésta se beneficia de una iluminación nocturna tan
intensa que corresponde al resplandor crepuscular que, en nuestro
planeta, precede a la llegada de la noche.